En los Últimos años, y como consecuencia de los recortes económicos sufridos en el seno de la economía española, las ayudas a la dependencia han sufrido una entronización en la que nos encontramos ante situaciones en las que,  situaciones administrativamente aceptadas por los organismos públicos, no terminan de llegar al beneficiario de las mismas.

Efectivamente y como se puede extraer de artículos como el publicado por el diario el país, a pesar del crecimiento del 40% de las concesiones de ayudas, debido a la inclusión de nuevas modalidades de prestaciones mas leves exentas hasta el momento, la financiación efectiva de las mismas no termina de llegar a los beneficiarios de las mismas, y muchos, desgraciadamente, fallecen sin haber receibido jamas un solo euro para ayudarles. Los últimos estudios expuestos determinan que en concreto las CCAA son las mas afectadas por esta incapacidad de satisfacer financieramente las prestaciones que reconocen a los afectados por las mismas. 

Las voces desde la oposición gubernamental instan a un plan de doble acción para reconducir de la actual situación:

-De una parte, una mayor transparencia en la gestión de los fondos para satisfacer a los beneficiarios de las prestaciones que permitan controlar los procesos de concesión y valoración de las situaciones de los entes públicos para relegar el pago de las prestaciones.

-De otra parte, una mayor predicción de estudios poblacionales que permitan unas expectativas de previsión a medio plazo, permitiría realizar un plan organizacional que permita crear un sistema estable para garantizar la viabilidad y la mejora del sistema de concesiones en el tiempo.

Sea como sea, el sistema requiere de una actuación inmediata por parte de todos los actores de servicio público, pues insta de manera urgente de una alineación de los principios y valores que codifica con la actual relación con en el entorno social afectado por el mismo.

Ciertamente, el estado español así como las CCAA cuentan con una amplia gama de servicios y situaciones protegidas, y tiende a interpretar las peticiones de forma extensiva en su intención de dar una verdadera funcionalidad a la cuestión, tan solo necesita del impulso común que haga que ninguna de esas personas necesitadas de atención queden sin ser atendidas.

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